
El fin de la varita es "encauzar" la energía del mago. (Es poco habitual, por no decir rarísimo, encontrar a alguno que logre lanzar encantamientos solo con la mirada).
La varita está constituida principalmente por dos partes: la madera y el alma. Como todos sabemos, es la varita quien escoge al mago, y no al contrario. Cada persona tiene su propia madera, y una sola alma. Es bien sabido, por ejemplo, que quien guarda en el corazón un grave secreto está destinado a la madera de higuera, y quien se ve tentado a seguir las artes oscuras es elegido por una varita de tejo. La encina es para los nobles de corazón, y el acebo para los valientes y leales.
Por otro lado tenemos el alma, la parte más importante en una varita. Las más conocidas son tres: cuerda de corazón de Dragón, crin de Unicornio y pluma de Fénix. Hay también otras alternativas, pero son bastante raras: cabello de Veela, escamas de basilisco o cobra, plumas de águila, etc.
El alma influye mucho en el poder de la varita y se sabe que el éxito de ciertos encantamientos se debe precisamente a ella. Todas las almas tienen, de hecho, puntos débiles y puntos fuertes. Por ejemplo, una varita que contenga pluma de Fénix no será apropieda para las artes oscuras, pero por el contrario tendrá éxito con los encantamientos más directos.

Ciertamente, yo que nací en la Alta Edad Media, la varita mágica era aún desconocida. Los Magos y Brujas utilizaban el poder de sus manos y de su mirada. Ay!, que tiempos aquellos...
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