Los cíclopes eran unos seres monstruosos de enorme tamaño y fortaleza, cuyo rasgo físico más característico era que poseían un único ojo en medio de la frente. En la mitología griega existieron tres hermandades de cíclopes: los uranios, los herreros y los pastores.
Los uranios, los más antiguos, reciben el nombre de su padre, el dios Urano, quien, en cuanto se percató del terrible poder de sus hijos, los arrojó al Tártaro, la región más oscura de los infiernos, donde sufrían condena las almas de los que habían cometido las más incalificables ofensas. Cuando la diosa Gea y los Titanes, comandados por Crono, se rebelaron contra la tiranía de Urano, los cíclopes los ayudaron y así consiguieron derrocarlo. Pero en cuanto Crono se vio con el poder, engañó a los cíclopes y los devolvió de nuevo al Tártaro, de donde los liberó finalmente Zeus cuando se hizo con el trono de los dioses. En agradecimiento, los cíclopes uranios le regalaron el trueno y los rayos.
Los cíclopes herreros habitan en las entrañas de los volcanes y forjan armas para hombres y dioses. Gracias a esta destreza manual trabajan en las fraguas de Hefesto, el dios del fuego, en cuyos dominios viven de modo pacífico.
Los cíclopes pastores son salvajes, fanfarrones y peligrosos. Se dedican al cuidado de sus rebaños de ovejas, pero acechan a los hombres que se aventuran por sus tierras. Los cíclopes pastores son atropófagos y su figura mítica puede ser un precedente de los gigantes o los ogros. Polifemo fue el más conocido de todos los cíclopes.
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SINOPSIS
Voy a darte los tres consejos que a mi no me dieron.
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Hace 13 años
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