De acuerdo con lo que cuenta Plutarco, fue construido por los arquitectos Ictino y Calícrates. La efigie de casi doce metros que hay en su interior fue esculpida por Fidias, que también supervisó las muchas esculturas de la estructura exterior del templo.
En sus orígenes, el Pertenón tenía un techo de madera y un tejado de tejas. Además, estaba pintado con colores brillantes. Había metopas (relieves cuadrados) alrededor del templo, sobre las columnas, que representaban batallas mitológicas a modo de metáforas de la victoria griega sobre los persas. Un friso ininterrumpido ilustraba la festividad anual en honor a Atenea Partenos justo debajo y detrás de las columnas de los cuatro muros del edificio.

El Partenón fue usado como templo de oración durante muchos siglos tras la caída de Atenas. Se convirtió en una iglesia en el siglo VI; luego sirvió de mezquita para los turcos, que conquistaron Grecia en 1458. En 1687, durante una batalla, un proyectil veneciano golpeó una barrica de pólvora de los turcos y destruyó gran parte del edificio.
En 1801, Lord Elgin, embajador británico en la coret otomana de Estambul, obtuvo permiso para llevarse las esculturas mejor conservadas del Partenón al Reino Unido, donde terminó por vendérselas al gobierno de ese país. Hoy en día se pueden ver en el Museo Británico, pese a los esfuerzos de las autoridades griegas para lograr su devolución. El templo lo visitan incontables turistas cada año desde 1832, cuando los griegos recuperaron el control de Atenas.

















Publicar un comentario